Hoy domingo, 12 de febrero ha celebrado la Jornada Nacional de Manos Unidas-Campaña contra el Hambre que este año se centra en el derecho que todos tenemos a la salud. Precisamente este es el lema escogido: “La salud, derecho de todos: ¡Actúa!”. Dios mira compasivamente el misterio de la enfermedad de los hombres. Más aún cuando este dolor puede ser combatido y aliviado con los medios médicos con los que hoy contamos. La entrega de Cristo en la Cruz, mueve a acudir en auxilio de nuestros hermanos enfermos.
La enfermedad es para el hombre una de las causas principales de dolor y sufrimiento. Las distintas culturas antiguas entendieron la enfermedad como un castigo para el hombre. Así, comúnmente fue asociada al pecado.
Pero junto a la prescripción de impureza, aparece también un ritual de purificación. La situación de exclusión no es definitiva, sino que se abre a la esperanza de la curación. Dios mira el dolor del hombre. Las curaciones milagrosas que Jesús hace son signos de su mesianismo y de la salvación que nos trae. Cristo sale al encuentro del hombre solo en su enfermedad para llevarle a la comunión con Él y devolviéndole así a la comunión con los hombres. La Iglesia está hoy llamada a luchar contra la enfermedad, haciendo presente a tantos enfermos el consuelo del Amor.
En esta jornada, Manos Unidas, bajo el lema “La salud, derecho de todos: ¡Actúa!” nos llama a combatir en el mundo frente a un gran número de enfermedades contagiosas que se dan especialmente en los países en vías de desarrollo. Los conocimientos médicos actuales hacen posible la erradicación de estas enfermedades. Es necesaria la elaboración de programas médicos, sociales y educativos que lleven a reducir la extensión de estas enfermedades.
La colecta que se ha realizado en la Eucaristía se ofrece a Manos Unidas para la realización de proyectos que ayudan a un desarrollo más verdadero de los pueblos que lo necesitan.
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